¿De dónde viene eso de “el dinero llama al dinero? ¿Por qué la gente que tiene dinero parece multiplicarlo con una facilidad casi mágica?
Cada persona es un mundo, pero se pueden detectar reglas que muchos millonarios siguen para el manejo de sus propias finanzas. El secreto está en darse cuenta de esto: no siguen esos principios porque son millonarios, sino que son millonarios porque siguen esos principios.
¿A qué nos referimos? El millonario suele gastar menos de lo que gana, lo cual es lógico porque le ingresa bastante más de lo necesario. Así, puede ahorrar el excedente. Pero no solamente lo ahorra, sino que lo invierte.
Ahorrar sin invertir es perder plata. La inflación (que existe en todos los países, incluso los de “moneda dura”) se ocupa de erosionar, con mayor o menor velocidad, el poder adquisitivo de esos ahorros. ¿Qué sucede si invertimos los ahorros? Si no los tocamos y los dejamos invertidos, se van a multiplicar. Nunca se debe subestimar la poderosísima fuerza del interés compuesto. Los millonarios saben eso a la perfección. Pensemos: siempre pueden ahorrar, e invierten lo que ahorran. Los ahorros se van multiplicando y se va acumulando más y más capital. Esa capacidad de multiplicar el capital por inversión de ahorros tiene mucha más incidencia que los ingresos que el millonario tenga. Son más millonarios por eso que por tener más ingresos.
El tiempo juega a favor del inversor disciplinado: mientras más tiempo continúe la inversión rentable, mayor será el resultado. Lo cual lleva a decir: lo antes que se inicie el ahorro e inversión, mejor. Un pequeño ahorro periódico iniciado en la juventud puede volverse una gigantesca bola de nieve, inclusive si la persona luego deja de aportar dinero adicional. Volverse millonario (o al menos financieramente autosuficiente) le es más fácil a quien empieza temprano con poco, que a la persona que empieza tarde, aunque sea con mucho. Es mejor empezar hoy que mañana.
¿Cómo puedo aplicar estos principios si no soy millonario? Lo primero es tener capacidad de ahorro, sea porque ajusto mis gastos todo lo que puedo o porque genero más ingresos (ej.: trabajando más, o haciendo alguna actividad paralela que genere dinero).
Segundo: invierto rentablemente lo que voy ahorrando, y evito hacer retiros. Por efecto del interés compuesto, ese retiro de cinco mil dólares de hoy hubiera significado mucho más que esa cifra dentro de unos años, si me hubiera abstenido de hacerlo.
No se trata de promover la avaricia o de ser tacaño, sino de tener el hábito (que los millonarios llevan internalizado) de gastar menos de lo que me ingresa, invertir ese ahorro, y dejarlo invertido rentablemente sin hacer retiros. Es la mejor forma de ayudarte a vos mismo a ser millonario o al menos a tener una mayor tranquilidad patrimonial.
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Saludos,
Juan Cruz Acosta Güemes
Director de FDI.
Gerenciadora de Patrimonios