Para Mariano Sardáns, CEO de la gerenciadora de patrimonios FDI, la clave es invertir en la moneda según lo que se vaya a hacer con el dinero después. “Si se trata de gastos corrientes, obviamente la moneda de uso es el peso; pero tiene que ser un instrumento siempre con tasa positiva, por arriba de inflación. Por el contrario, si en seis meses vas a firmar un boleto de compra de un inmueble, la apuesta es por el dólar; se pueden comprar Letes en dólares que tienen un mejor precio”.
A su vez, Sardáns subraya que “ahorrar sin invertir es perder plata” debido al efecto inflacionario que no solo tiene el peso sino el dólar.
Ezequiel Baum, economista autor del libro “Ordená tu economía”, coincide en que es importante “que se haga tasa”.
En esa línea, el especialista señaló que siempre que se opte por un plazo fijo en pesos tiene que ser porque el inversor confía en que la tasa es más alta de lo que va a ser la de inflación en el mismo lapso de tiempo. “El plazo fijo tradicional lo que te propone es una carrera contra la inflación, sea el plazo mensual o anual. Si la inflación baja y estás haciendo tasa muy a largo plazo, probablemente le ganes mucho más a la inflación que renovando mes a mes. Si el que hace un plazo fijo a un año obtiene el 40% y la inflación de 2019 es del 26%, como se espera, se ganan 14 puntos promedio”, comentó.
Por otro lado, Baum recordó que la posibilidad de hacer tasa real positiva sin estar pendiente de la inflación es el plazo fijo ajustado por UVA. No obstante, reconoce que tampoco es garantía absoluta: “El plazo fijo puede ganarle a la inflación, no siempre, pero es posible, por ejemplo uno que paga con UVA te cubre de la inflación, pero no de una devaluación. Así, el plazo fijo UVA, si no hay una devaluación, es una gran idea”.