El País: En tres años se fueron 12 instituciones offshore.

 

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“La clave está en que nadie quiere ser el próximo HSBC. Por no cumplir con los protocolos antilavado, el banco fue multado en US$ 2.000 millones por el regulador estadounidense.” explica Mariano Sardáns, CEO de FDI.

Una docena de bancos offshore se retiraron de la plaza financiera uruguaya en los últimos tres años y medio. Riesgo reputacional por un mercado pequeño, baja o nula rentabilidad y nueva normativa internacional que les requiere más capital, son las razones detrás de estas salidas.

Las últimas “perlas” en salirse de este “collar” que es la banca offshore  en Uruguay, fueron el suizo Union Bancaire Privée (UBP) a fines de noviembre de 2016, el israelí Hapoalim a mediados de diciembre de 2016 y el también suizo Credit Suisse en los últimos días.

El semanario Crónicas informó ayer que la oficina de representación local del Credit Suisse resolvió retirarse, según confirmó el director del Banco Central (BCU), Washington Ribeiro, quien señaló que “nunca es bueno que una institución se retire de plaza”. Ribeiro indicó que en una segunda instancia deberán analizarse los motivos de esa salida.

Fuentes del mercado financiero dijeron a El País que el Credit ya cerró la oficina que estaba ubicada en el World Trade Center.

Previamente, en diciembre, el semanario Búsqueda dio cuenta del retiro del banco israelí Hapoalim —que en Uruguay funcionaba como casa financiera— tras concretar la venta de su negocio de banca privada en Miami.

A fines de noviembre pasado, el UBP cerró su oficina de representación en Uruguay.

Según información recabada por El País, desde que el Royal Bank of Canada (RBC) cerró sus oficinas en Uruguay a fin de octubre de 2013, un total de 11 instuticiones dejaron la banca offshore local. A las tres ya mencionadas, se suman: los ingleses HSBC Financial Services y Lloyds Bank (que además vendió su banco comercial en Uruguay al suizo Heritage), el alemán Deutsche Bank (se retiró de 10 mercados), el israelí Leumi, los suizos UBS, SGPB (Suisse, Societe Generale Bank & Trust ) y LGT Bank y el estadounidense Raymond James (que vendió su operativa a Riverding Financial LLC).

Una fuente del mercado financiero dijo a El País que en Uruguay, “cada día más proliferan los asesores de inversión independientes con acuerdos con bancos del exterior”.

Las razones.

El RBC —el primero en irse— operaba desde Zonamerica manejando dinero de argentinos y resolvió retirarse de Uruguay luego de un allanamiento de la Justicia a pedido de su par argentina por una investigación de lavado de activos que finalmente fue archivada.

El factor clave es internacional y Uruguay poco puede hacer por retener estas operaciones. El CEO de la gerenciadora de patrimonios FDI, Mariano Sardáns había dicho a El País tras la salida del RBC que la clave está en que nadie quiere ser el próximo HSBC. A este banco en Estados Unidos se le “colaron” entre sus clientes latinoamericanos cuentas con dinero del narcotráfico mexicano en 2011. Por no cumplir con los protocolos antilavado, el banco fue multado en US$ 2.000 millones por el regulador estadounidense.

Así, un banco internacional puede “estar asumiendo que mañana tiene un problema reputacional por un mercado (pequeño) como Uruguay”, había señalado.

El socio de CPA Ferrere, Bruno Gili coincidía con esa visión. “Es muy probable que se quieran replegar bancos de lugares donde tienen poco” negocio como Uruguay, había dicho Gili en esa ocasión. “No es un problema con Uruguay sino con la gestión de riesgo global producto de la realidad internacional”, había añadido.

Según había indicado Gili hace dos años, a eso se suma que Uruguay tiene “un sistema financiero que es menos rentable que el promedio de la región y que tiene un costo sobre ingreso mayor que la región”. Además están los mayores requerimientos de capital que provienen de cambios regulatorios a nivel global (Basilea III).

En 2014, la banca offshore en Uruguay administraba fondos por US$ 25.000 millones.

Cómo trabaja la banca offshore en Uruguay.

Los bancos offshore o private banking —a diferencia de los bancos comerciales— no pueden captar depósitos o dar créditos. Pero, sí pueden administrar patrimonios y asesorar a clientes, por eso cobran una comisión. Los bancos internacionales quieren seguir atendiendo a los clientes pero, prefieren hacerlo mediante asesores de inversión (es decir independiente a la institución) con nombre y apellido, regulado y controlado con el que firman acuerdos.

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