Fuente: En línea directa
Fecha: 7 de Abril, 2023
Hace unos días, el Banco Central Europeo (BCE) dio a conocer que inyectará toda la liquidez a los bancos que la requieran. Tampoco ha dudado en seguir subiendo las tasas de interés, esta vez, pasando del 3% al 3.50 por ciento.
No ha sido el único movimiento. La intención es extinguir la llamarada de intranquilidad y mediante un comunicado de prensa, el domingo 19 de marzo, el BCE liderado por Christine Lagarde emitió un comunicado que delata la tesitura del momento: seis bancos centrales se han coordinado para dotar de mayor liquidez a sus respectivas instituciones de crédito, vía SWAPS en dólares americanos, cuyos vencimientos cambian ya no semanalmente, sino diariamente, a fin de que dispongan de toda la liquidez necesaria para sus operaciones.
Dicha acción habla de la delicada situación porque una quiebra bancaria con efecto de contagio es algo indeseable. Para aplacar los nervios se han coordinado la Reserva Federal, el Banco Central de Canadá, el BCE; el Banco Central de Japón, el Banco Central Suizo y el Banco Central de Reino Unido.
¿Qué significa este importante movimiento? En voz de Mariano Sardáns, esta acción ya se había hecho en 2008-2009 e incluso en dicha ocasión fue incorporado el Banco Central de Brasil y alguno más. Son básicamente ductos, caños directos, a los bancos centrales de esos países para que sus respectivos sistemas bancarios puedan acceder a líneas en dólares.
“En vez de salir el dinero de Europa hacia Estados Unidos; o de Japón hacia Estados Unidos; de Canadá a Estados Unidos; de Suiza a Estados Unidos. Directamente los bancos pueden darles depósitos en dólares a sus propios clientes a través de las reservas federales o de los bancos centrales de sus países”, explica Sardáns.
Yo tuve la oportunidad de hablar con este experto en mercados, CEO de la gerenciadora de activos financieros y patrimonios FDI y director de Servicios Fiduciarios, para conocer de viva voz la opinión de un financiero que tiene una visión global.
De las más recientes maniobras de los seis bancos centrales, Sardáns me dijo que esto cambiará el mercado porque asegura una amplia liquidez a los bancos contra cualquier corrida. “El sistema no va a caer porque la gente eventualmente mueve el dinero de unos bancos a otros bancos y es lo que está pasando en Estados Unidos”.
“En Manhattan, la gente está consciente pero no preocupada, porque saben que detrás tienen el respaldo del gobierno de Estados Unidos. Si hay pánico digamos que empieza a calmarse porque llega un momento en que la gente va a girar de un banco chiquito regional, hacia un banco grande; ahora, cuando la gente se da cuenta que ese banco chiquito y regional tiene pleno fondeo de la Reserva Federal ese movimiento no tiene sentido”, me dijo.
Sardáns ha estudiado en la Universidad de Berkeley y ha vivido por varios años en la Unión Americana, él dirige una firma orientada al tema de la gestión de los patrimonios con varias bifurcaciones no solo en su sede Uruguay, también por América Latina, Estados Unidos y Europa. Y dice convencido que la política monetaria norteamericana seguirá con el ajuste alcista en las tasas de interés, a pesar del reciente ruido en el sistema bancario, porque hay que bajar la inflación.
“El tema inflacionario no está resuelto. La semana pasada, la tasa de inflación fue superior a lo estimado… las tasas tienen que seguir subiendo no hay de otra es más la mayoría de los economistas dicen que aumentarán a pesar de la inestabilidad temporal en el sistema bancario”, me aseguró.
A COLACIÓN
También en Europa, añade Sardáns, se requiere seguir subiendo los intereses: “Lagarde lo ha dicho necesitan bajar la inflación y fortalecer al euro. Europa es neto importador de productos primarios, de commodities que cotizan en dólares entonces al subir las tasas se fortalece al euro y Europa gasta menos euros para importar sus bienes y entonces baja la tasa de inflación”.
¿Cómo seguirá impactando esta ruta de incremento de tasas? Sardáns apunta que cada país resentirá las consecuencias en distintas formas; por ejemplo, en Europa a diferencia de Estados Unidos, más del 90% de las familias tienen préstamos a tasas variables y en Estados Unidos, tras la crisis de 2008, la mayor parte de la gente está a préstamos a tasa fija a largo plazo.
Quizá será por eso que la intranquilidad entre los europeos es más que evidente. A las instituciones de crédito se acercan los deudores de hipotecas a tasa variable intentando renegociar sus deudas que son a larguísimo plazo, por contratos a tasa fija.
Al menos en el caso de España no es una operación para nada sencilla. La gente con hipotecas ha vuelto a ver cómo regresa el mismo miedo de siempre: que la inflación, la crisis y las tasas de interés elevadas terminen comiéndose el salario y que, al final del día, eso lleve a caer en morosidad a la persona y por ende, a perder su patrimonio… su casa.
Al final, llevamos una historia de crisis financieras, no tan lejanas y al parecer nunca se está demasiado preparado para evitar otro colapso y eso que las autoridades juran y perjuran que las reglas son más estrictas; que las supervisiones son más rigurosas; que la cobertura contra riesgos es más elevada. Al final siempre entra el diablo, recemos porque esta vez no suceda…
Fuente: En línea directa