Fecha: 05 de agosto, 2020
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5 – En referencia al punto anterior, el inversor debiese también saber que, aunque se trate de su mejor inversión, nunca debiese olvidarse del concepto de diversificación. Son muchos los empresarios que he conocido que de un día para el otro se dieron cuenta que sus ahorros habían quedado enterrados en la empresa. Por otro lado, y como los libros de economía nos enseñan, no hay nada más caro que el capital propio. Una vez que el dinero propio se coloca en la empresa, hace falta pasar por el impuesto a las ganancias de la empresa para volver a recuperarlo. Por el contrario, el costo del dinero prestado es deducible de este impuesto.
6 – Todo tipo de inversión tiene sus pros y contras. En otras palabras, cada elección implica resignar algo.
7 – La cartera debiese tener en cuenta los objetivos de flujo de fondos de cada cliente. De acuerdo a estos datos, es como se diseña y estructura una cartera de inversión. Obviamente, la vida nos demuestra que estos flujos son dinámicos y cambian de acuerdo a las circunstancias. En ciclos, pasamos de ahorrar a gastar parte de los ahorros en gastos proyectados y/o inesperados, para luego reacomodarnos y volver a ahorrar. Por eso es que la clave es mantener el foco puesto en los objetivos, pero siempre preparados para recalcular; de ahí la importancia de la liquidez de las inversiones.
8 – En este mundo fiscalmente transparente, el gran secreto de cómo y dónde invertir está en analizar continuamente cómo reducir el impacto impositivo futuro. Los sistemas tributarios de todos los países contemplan variadas formas para evitar impuestos, reducirlos o directamente diferirlos en el tiempo. Una correcta planificación financiera e impositiva es lo que permitirá evitar el camino más gravoso desde el punto de vista tributario.
9 – Asimismo, en un mundo en el que todo se sabe o pronto se sabrá y donde la industria del juicio se agiganta, comienza a ser vital el uso de vehículos legales que permitan lograr que los activos estén a resguardo y protegidos del ataque de terceros. Muchas personas se están replanteando la cotitularidad de sus activos al darse cuenta que, las acciones o problemas de sus hijos, padres o familiares pueden afectar a los bienes propios.
10 – Por último, surge además otro tema que muchos ya empiezan a analizar y es el de la estrategia sucesoria. No cabe duda de que las circunstancias expresadas en el párrafo anterior producen un cambio en la estrategia que hasta ahora elige la mayoría de las personas cuando tiene su dinero en el extranjero. A partir de ahora, el uso de fideicomisos comienza a popularizarse ya que permiten, de una forma muy flexible, que lo propio continúe siendo “propio” hasta último momento, y a partir de ahí dejárselo a quien cada uno quiera, en los tiempos y formas que quiera.
Cuando entendemos que todos los activos y el patrimonio deben considerarse, así como los efectos tributarios y de protección de activos, nos queda claro que la “personalización” es la clave cuando se trata de armar una cartera de inversión. Algunos ya lo empiezan a llamar “arte”.