Fecha: 16 de diciembre, 2019
Pero desde que se conocieron las primeras versiones, los argentinos que tienen dinero fuera del país comenzaron a aplicar distintas estrategias de protección frente a una suba extra del impuesto y crecieron las consultas a contadores y brokers sobre cómo amortiguar el impacto.
Los especialistas reciben consultas de clientes que buscan crear cuentas espejo donde transferir los fondos que estaban declarados a la espera de conocer cuál será realmente el valor de la alícuota
Especialistas detallaron a Infobae algunas estrategias que están siendo usadas, entre ellas, la creación de un trust (o fideicomiso irrevocable), que permite transferir los bienes pero, al mismo tiempo, es una herramienta muy sofisticada y costosa que, en general, utilizan individuos que cuentan con montos superiores a USD 1 millón fuera de la Argentina.
Pero en las últimas semanas también se sumaron consultas de personas con ahorros más pequeños de USD 50.000 en adelante que este año decidieron por primera vez enviar sus fondos fuera del país frente al temor a dejarlos en el sistema financiero argentino, luego de la fuerte salida de depósitos posterior a los resultados de las elecciones primarias de agosto. Ahora dudan si deben o no traerlos de vuelta a la Argentina, aunque son pocos los que están realmente convencidos de hacerlo.
Los activos fuera del país comenzarán a pagar una alícuota diferenciada del impuesto (REUTERS/Thomas White)
Con todo, un especialista relató off the record que también recibe consultas de clientes que buscan crear cuentas espejo: abrir una nueva cuenta donde transferir los fondos que estaban declarados a la espera de conocer cuál será realmente el valor de la alícuota. En este caso, la maniobra es ilegal ya que su objetivo es engañar al fisco alegando que los fondos de la primera cuenta se gastaron, siempre y cuando no se trate de un monto irracional.
La solución para los que quieren evitar el aumento del impuesto es la constitución de una estructura de fideicomiso irrevocable, pero no es para todos. Tienen sus costos y tiene que estar constituido antes del 31 de diciembre; ya no hay mucho tiempo. Lo puede soportar alguien que tiene un patrimonio alto, o al menos por encima de los USD 800.000, y que además no va a necesitar hacer uso de ese dinero en al menos dos años, explicó Mariano Sardáns, CEO de la gerenciadora de patrimonios FDI.
A medida que aumenta la presión del impuesto también baja la aversión al riesgo argentino
Según Sardáns, a medida que aumenta el temor por el impuesto extra también baja la aversión al riesgo argentino. Muchos empiezan a pensar en la tenencia de algunos bonos emitidos por el Estado argentino, que está exenta de bienes personales. Los argentinos, en general, por no pagar impuestos pueden bajar su temor a ciertos instrumentos. Hay casos que están pensando en pasar al menos una parte del patrimonio a bonos argentinos. Ya te empiezan a hablar de eso. Aunque Argentina claramente va hacia una reestructuración. La voracidad puede matar a la aversión, comentó.
El consultor Sebastián Domínguez, socio de SDC Asesores Tributarios, también destacó que hay incluso casos más extremos donde planean directamente una mudanza del país. Algunos están analizando directamente irse antes del 31 de diciembre. Lo más fácil es Uruguay. No se aplica el criterio de residencia si no el de domicilio. Pero tiene que ser una mudanza real, no sirve si la persona vuelve el 15 de enero. Si el domicilio está fuera del país, no paga por los bienes en el exterior y solo lo hace por los bienes en la Argentina, a través de un responsable sustituto, explicó.
Los especialistas advierten que la suba también tendría impacto en la clase media
Según lo que trascendió este fin de semana de las fuentes oficiales, en el país se mantendría el mínimo a partir del cual se tributa el impuesto, que hoy es de $2 millones, unos USD 31.700, y subirían las alícuotas de 0,25 al 0,5 en el primer escalón y luego sucesivamente. Va a pegar de lleno en la clase media, que está en los primeros escalones. En Europa, el único país donde hay un impuesto similar es en España, pero con un piso de 700.000 euros. Habrá que ver a cuánto llega la alícuota con los cambios, indicó César Litvin, CEO en Estudio Lisicki, Litvin & Asoc.
Hace 10 años, en el exterior se podían obtener rendimientos de 10% o 15% con carteras moderadas. Hoy es difícil que pueda rendir más del 3%. Todo lo que pasa la frontera de un 2% sobre el patrimonio puede considerarse confiscatorio en algunos activos hay que ver cada caso porque son muy pocos los que pueden rendir más que eso, agregó el especialista.
Algunas personas comenzaron a hacer donación de bienes, tanto por el impacto de bienes personales como de un impuesto a la herencia
Domínguez también detalló que algunas personas comenzaron a hacer adelanto de herencia y donación de bienes, tanto por el impacto de bienes personales como de un nuevo impuesto a la herencia. Al pasar de padres a hijos, cada uno puede tributar, pero a una escala menor. Pero tampoco es algo tan simple porque tiene ciertas limitaciones. El padre deja de disponer de sus bienes en el futuro y los hijos se deben comprometer a pagar gastos. Pero cuando hay confianza, se buscan opciones de donación, indicó. Pero aclaró que en el caso de que a donación se haga con reserva de usufructo, no está exenta del pago de bienes personales.
La discusión sobre a partir de que alícuota el impuesto a los bienes personales puede ser considerado confiscatorio es larga. Hay que ver si la sumatoria de alícuotas a lo largo de los años absorbe una parte sustancial del patrimonio. No va a haber una alícuota que sea directamente confiscatoria en este año, pero si la acumulación del impuesto de varios años. Más si se suma un impuesto a la herencia. Pero habrá que ver qué dicen los tribunales, advirtió.
¿Quiénes pagan hoy este impuesto y por qué?
El tributo se aplica sobre el patrimonio que tiene una persona al 31 de diciembre de cada año. Se declara al año siguiente en junio de 2020 se deben declarar los bienes de 2019 y se van pagando en cinco anticipos anuales. Están comprendidos bienes como propiedades, vehículos, inversiones y objetos personales y del hogar, en la Argentina y en el exterior. Mientras que quedan excluidos los títulos y bonos emitidos por el Estado (Nación, provincias y municipios) y los depósitos en pesos y moneda extranjera en cajas de ahorro y plazos fijos en el sistema financiero argentino.
Las fuertes devaluaciones del peso en los últimos años hicieron que cada vez más gente, de sectores de clase media, comiencen a pagar este tributo. Cuando el impuesto se estableció originalmente, en el año 1991, el monto a partir del cual se pagaba era USD 100.000, hoy está apenas por encima de los USD 31.000.