Mientras que la reforma tributaria integral que lanzó Nicólas Dujovne traerá mejoras para algunos y pérdidas para otros, en lo que concierne a la renta financiera sólo hay perdedores. El mercado de capitales local, insignificante en las odiosas comparaciones con sus pares regionales, podría estar frente a un nuevo revés.
El impuesto que planea colocar el Gobierno sobre todos los activos que compren y vendan los inversores que residen en el país (exceptuando a los extranjeros, que no tributarán) levantó temperatura en el gremio de los economistas profesionales. Fue unánimemente rechazado, incluso entre los “moderados”, por razones simples: recaudatoriamente el impacto es muy escaso, y el “daño” que puede provocar es elevados.
Lo que presentó Dujovne, que podría estar lejos de lo que finalmente salga (debe ser negociado con la oposición y luego esperar la reglamentación de la ley), consiste en una alícuota del 15% para todos los activos en dólares -bonos soberanos y corporativos- mientras que los activos en pesos sería el 5% con la posibilidad de incrementarlo en el tiempo para llegar al mismo porcentaje que los de moneda dura.
Para algunos, como los más liberales de la City como Germán Fermo -de Argenfunds y del CEMA-, el Gobierno de Macri “los entregó” con este impuesto a la renta financiera. El rector del CEMA, Carlos Rodríguez, fue más allá y recordó que “los Macri boys decían que los contratos deben cumplirse y ahora los rompen con tenedores argentinos de bonos”.
La crítica viene a cuento de que los títulos ya emitidos tienen condiciones en sus contratos en donde no se pueden sumar impuestos nuevos a los que ya contemplados al momento de haber sido vendidos. Por eso, de hecho, hay cierto cortocircuito en el Gobierno entre el anuncio y lo que finalmente harán.
Trascendió que a los bonos con Ley Nueva York no se les aplicaría el tributo porque el país correría el riesgo de ser demandado en los tribunales de la Gran Manzana. “No se pueden cambiar las condiciones de emisión, por lo menos en EEUU, tan alegremente como cree el Gobierno”, dicen en el mercado.
Se está diciendo ahora, entonces, que Dujovne ordenó que se revea como será el tratamiento del impuesto: si será hacia adelante con las nuevas emisiones o cómo harán para cobrarle el impuesto sólo a las títulos con ley local.
De todas formas, ese parche no tapa la avalancha de críticas. Para Miguel Kiguel, director de Econviews y ex subsecretario de Finanzas, si bien es cierto que muchos países ya tienen el impuesto a la renta financiera, es un tema complejo diseñarlo en un entorno inflacionario que todavía es alto. “La principal objeción a la renta financiera es que es doble imposición. Se paga impuesto sobre el impuesto inflacionario”, dijo.
¿Se mantendrá a pesar de este polémico impuesto? Claudio Zuchovicki, gerente de Desarrollo de la Bolsa de Comercio de Buenos Aires, fue enfático: “Algún día van a cambiar los vientos externos y van a necesitar el ahorro interno para financiarse. Si están a tiempo piensen las medidas. Ojalá entiendan que al marcado hay que dejar desarrollarlo para financiar la economía real y no castigarlo para financiar el exceso de gasto”, disparó el funcionario en la centenaria institución.
Entre los “traders”, o sea los que están operando en el mercado, hubo no todas pálidas. Algunos creen que puede ser una oportunidad para “depurar” el mercado; mientras que otros piensan que no será tan terrible este impuesto excepto para los grandes inversores donde el peso del gravamen se sentiría más.
“En vez de quejarse hay que actuar. No entiendo quién todavía hace plazos fijos en este país, mientras que con Lebacs en casi 28% de tasa y fondos de renta fija a devengamiento entre 22-25%, tenes tasas positivas”, explicó Gustavo Neffa, de Research For Traders.
“Espero de corazón que las reformas permitan romper con la decadencia y el enanismo bursátil. Y que no pulvericen el incipiente mercado argentino”, sumó Nery Persichini, economista jefe de MB Inversiones. La capitalización bursátil del mercado local equivale a 16% del PBI cuando en otros países como Chile es el 108%.
El temor de los financistas es que el lento proceso de mejora, que todavía no se percibe pero que se creía que llegaría, se aborte automáticamente debido al malestar que genera el impuesto. “A corto plazo va a generar ruido porque al mercado no le gusta. Pero hay que esperar”, agregó Federico Furiase, director del Estudio Bein.
Desde el banco de inversión Puente, señalaron que hay dos formas en que el nuevo impuesto puede impactar en los mercados. En primer lugar, dicen, si el Banco Central decide subir la tasa para mantener una tasa realimplícita en la curva de Lebacs en torno al 10%. “Dicho movimiento favorecerá a los bonos Badlar, especialmente en un contexto donde probablemente los inversores no residentes, que son aquellos que fijan el precio de dichos instrumentos, no vean cambios en su tratamiento fiscal”, acotan.
En segundo lugar, continúan, el impuesto reduce el retorno de los activos argentinos para los residentes locales en comparación a los activos del resto del mundo, los cuales esperan que continúen tributando la misma tasa.
“En nuestra opinión, sin embargo, el impacto de esta segunda cuestión debería ser bajo, dado que los residentes locales no son los agentes de formación de los precios y, aún luego de impuestos, el retorno de los activos argentinos continuará resultando muy atractivo respecto a los activos del resto del mundo”, remarcaron.
“El impuesto a la renta financiera nos obliga ahora no sólo a conocer más de la normativa para seguir el camino menos gravoso desde el punto de vista tributario, sino también a extremar las técnicas para pulverizar los costos y comisiones que no agregan valor, con el fin de quedarnos con la mayor renta posible”, aconsejó Mariano Sardáns CEO de FDI-Gerenciadora de Patrimonios.
Quienes fueron más críticos con el plan Dujovne para gravar los activos locales no ahorraron palabras para manifestar su disgusto. Diego Giacomini, director de Economía & Regiones, afirmó que Dujovne “se animó a cometer el error garrafal que Kicillof no se animó: gravar el ahorro, financiamiento inversión y creación de trabajo”.