Muchas personas deberían preguntarse si no necesitan una sociedad offshore, ya sea para ordenar y proteger los activos que tienen fuera de sus países de residencia como para evitar futuros dolores de cabeza, costos y conflictos familiares.
Recordemos primero cuál es la principal ventaja de una sociedad offshore:
Las sociedades offshore son estructuras legales de simple y rápida creación. En algunas jurisdicciones, cuentan con la posibilidad de emitir acciones de titularidad conjunta con derecho de supervivencia. Correctamente estructurada entre los miembros de una familia, permite acelerar el proceso sucesorio, redistribuyendo automáticamente las acciones de un fallecido entre los sobrevivientes. Así, hasta que queda uno solo de ellos.
Adicionalmente, permiten la emisión de diferentes clases de acciones: unas, con plenos derechos actuales (por ejemplo, para el o los dueños) mientras que sus hijos o quienes él o ellos deciden favorecer, poseen otra clase de acciones que les brinda un derecho en expectativa. Así, estos últimos pasarán a ser dueños de la sociedad –y, por ende, de lo que posea esta-, el día que fallezca el único o último accionista/propietario.
A su vez, son sociedades que están exentas del pago del impuesto a las ganancias en los países donde están constituidas, toda vez que dichas ganancias provengan de otro país (de aquí sale el término offshore). Si una sociedad offshore de (por ejemplo) Nevis tiene una cuenta de inversión o un inmueble que alquila, en los EE.UU., Panamá o Paraguay, la misma está exenta de pagar impuestos en Nevis por las ganancias que genere en estos tres países. Pero tendrá que pagar impuestos en estos países por las ganancias que genera en cada uno, en caso de que la legislación local lo exija.
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¿Por qué se recomienda usar sociedades offshore? Porque les permite a las personas poseer su portfolio de inversiones en activos financieros, inmobiliarios o en otras participaciones societarias, de forma simple, a bajo costo y permitiendo una estrategia hereditaria que evita lo costoso y tedioso que significan futuros procesos sucesorios. Además, porque permiten evitar el impuesto a la herencia (las sociedades no mueren) en aquellos países donde existe este gravamen y la sociedad tenga activos que estarían alcanzados si fueran poseídos por una persona física extranjera y no residente (como es el caso de los EE.UU., donde el impuesto puede llegar al 42% del monto de la tenencia).
Espero te sirva.
Mariano Sardáns
CEO de FDI
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