Fecha: 6 de agosto, 2024
El camino hacia las próximas elecciones presidenciales de Estados Unidos mantiene al mundo en alerta. Con un mes de julio atravesado por el intento de magnicidio contra Donald Trump, la confirmación oficial del candidato republicano y la posterior renuncia a la reelección del presidente Joe Biden con el respaldo a la candidatura de su vice Kamala Harris, los mercados financieros siguen los acontecimientos de cerca, analizando cada posible resultado y sus implicancias. La incertidumbre reina, pero gane quien gane deberá tomar medidas contra el déficit fiscal que tiene el país norteamericano.
Luego del intento de asesinato a Trump, el Partido Republicano oficializó la candidatura del líder opositor, quien va por un nuevo período al frente de la presidencia. Unos días después, Joe Biden declinó su candidatura y postuló a Kamala Harris para la contienda por una nueva presidencia demócrata tras el fin de su mandato. Mientras tanto, se observó una volatilidad significativa en los mercados bursátiles y de divisas, impulsada por una combinación de factores geopolíticos, económicos y de incertidumbre electoral.
A corto plazo, los mercados deberían centrarse en la política de la Reserva Federal más que en los acontecimientos políticos, ya que el resultado presidencial es cada vez más incierto. Ante un posible triunfo de Trump, su relación con el banco central estadounidense será un punto de dudas. Si bien se podría esperar una presión para mantener las tasas de interés bajas, cualquier indicio de independencia de la Fed podría afectar la confianza del mercado.
Los mercados comenzaron a hacer movimientos ante el posible regreso de Trump a la Casa Blanca, extrapolando las medidas inflacionarias que tomó durante su primer mandato. En ese sentido, esperan mayores barreras arancelarias, sobre todo contra China, que terminan afectando la conformación de tarifas y aumentando los precios a los consumidores en Estados Unidos. Todo lo que tenga alta exposición a cadenas de suministro chinos, tanto de ida como de vuelta, se vería afectado.
Si Trump repite las mismas recetas que llevó adelante en su primera presidencia, como el aumento de tarifas y las barreras arancelarias, las tasas de interés van a subir. Sin embargo, esta vez habrá que ver si hay lugar para esas medidas: con el terrible déficit fiscal que tiene Estados Unidos, el próximo presidente no tendrá otra opción que ajustar el gasto y reducir el tamaño del Estado ya que con este nivel de tasas el pago de intereses de deuda asciende a alrededor de un trillón de dólares anuales.
En caso de que Trump llegue a su segunda presidencia, renovará la baja fiscal que hizo, que vence el año próximo. Pero esta vez, la reforma tributaria deberá ser acompañada por un recorte de gastos, cosa que no se hizo y generó este déficit. En cambio, si el triunfo es de los demócratas no se prevé esa baja, lo cual implicaría un golpe para el mercado. Esto también sería un golpe de enfriamiento que provocaría la reducción del gasto público del gobierno estadounidense.
En principio, el mercado espera tres bajadas de tasas de interés. Sin embargo, si el déficit fiscal no se corrige, podrían ser los propios mercados quienes actúen por sí mismos y eleven las tasas.
A casi tres meses de las elecciones presidenciales, queda esperar la confirmación de Harris en la Convención Nacional Demócrata que se realizará entre el 19 y el 22 de agosto en Chicago, para seguir de cerca las propuestas concretas de los dos partidos para mantener la fortaleza del dólar estadounidense y bajar la inflación.
COLUMNISTA INVITADO – MARIANO SARDÁNS
CEO de la Gerenciadora de Patrimonios FDI
Fuente: ADN Empresario