En definitiva la estrategia del jefe del organismo monetario consistió en marcar una zona de no intervención en el mercado cambiario, según la cual superada la banda superior puede o no intervenir en la cotización del dólar con hasta u$s 150 millones diarios, mientras que no tiene restricciones en caso de que se perfore el límite inferior.
Puede además cambiar la tasa de referencia a diario y por lo tanto, elevarla y volverla variable e impedir que la base monetaria, el agregado que es tomado como meta, (los billetes y monedas en poder del público más los depósitos de pesos de los bancos en el BCRA) crezca hasta junio, es decir, secar la plaza de pesos. Todo esto con el objetivo final de combatir la inflación, plan que conlleva un golpe a la actividad económica, que ya venía bastante decaída.
“Creo que por el momento ha sido bastante aceptable su performance, al menos si lo medimos por la cotización del dólar y el impacto sobre las expectativas de devaluación a futuro. Desde ya que el costo de mantener el dólar a raya es altísimo, con tasas nominales anuales del 70%. Ese es el talón de Aquiles del actual modelo monetario y la preocupación central del mercado respecto a lo que viene”, opinó Diego Martínez Burzaco, director de MB Inversiones.
Por su parte, Álvaro Di Carlo, financial manager en Hit Cowork, sostuvo que “imponer el crawling peg (bandas de flotación cambiarías) no tuvo impacto en el mercado, porque el poder de fuego de u$s 150 millones lo convierte en un esquema exiguo”; cree que la compra de dólares se contuvo solo por el aumento de la tasa.
En la misma línea, Mariano Sardáns, Ceo de la gerenciadora de patrimonios FDI, señaló: “Sandleris es el implementador de la estrategia ortodoxa que se aplica en el mundo. Siempre que la tasa es positiva, que está por arriba de la inflación, mata el ahorro en dólares. Y obviamente la tasa ultra positiva mata a la crisis cambiaria. Ya para eso tuvo que tomar la decisión menos mala”.
Según Mariano Otálora, director de la Escuela Argentina de Finanzas Personales, “el balance es mixto, una de cal y una de arena”. El experto indicó que “de corto plazo es positivo desde el punto de vista que se pudo estabilizar el dólar y la plaza financiera de la mano de una dureza monetaria, altas tasas de interés que pegan mucho en la actividad y que son justamente la contracara del sistema adoptado por Sandleris”.
Por eso es que en el corto plazo hay tranquilidad, pero de mediano y largo plazo advierte que todavía falta ver cómo responderá el Central cuando el dólar toque eventualmente algunas de las bandas.
“Se supone que debería comprar dólares y aprovechar para ir bajando la tasa de interés. Restará ver cómo desactivará la baja de tasas, sin que el dólar se dispare y como acomodorá todas las variables para darle oxigeno a la actividad”, agregó.
También Di Carlo se refirió a los desafíos que vienen: “Ahora que pasó la corrida, el BCRA debe atacar el tema de las Leliqs, dado que una tasa tan alta genera recesión económica y un déficit cuasifiscal impagable en el mediano plazo. Lo esperable sería reconvertir las Leliq en otros instrumentos de más plazo y menor tasa de interés. Esta es la única forma dado que si las Leliq si se convierten en pesos se traducen en inflación y presión sobre el dólar”.