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“La mayoría no tiene más de u$s 20.000 en sus cuentas, por ello la mayoría prefiere traerlo en efectivo y en todo caso gastarlo de la misma forma”, explica Mariano Sardáns, CEO de FDI.
Hasta fin de año, muchos argentinos con depósitos en bancos uruguayos aprovecharon los fines de semana de diciembre para cruzar el charco y sacar la plata del banco, ya que en 2018 comienza el intercambio de información con la AFIP, que es retroactivo al 1 de enero de este año.
Desde junio, los depósitos de no residentes en Uruguay (el 80% son de argentinos) cayeron más de u$s1.000 millones: de u$s4.552 millones a u$s 3.550 millones. La aceleración brusca ocurrió hacia fin de año: de u$s4.364 millones en octubre bajó a u$s4.119 millones en noviembre y a u$s3.550 millones en diciembre, según se desprende de las estadísticas que publica el Banco Central de Uruguay. Hay que remontarse hasta agosto de 2012 (u$s 3495 millones) para observar una cifra tan baja de depósitos de no residentes.
Sólo en diciembre se fueron del sistema charrúa u$s569 millones de extranjeros, de los cuales alrededor del 80% (u$s 455 millones) pertenece a argentinos. Por lo tanto, si se toman los 22 días hábiles, resulta que se fugaron u$s20 millones por día.
Uruguay era una plaza para depósitos de argentinos muy utilizada. En 2013 se firmó el acuerdo de intercambio a requerimiento, pero para que sea efectivo hace falta la identificación del contribuyente. Lo que cambia radicalmente el riesgo es el compromiso de Uruguay de realizar el intercambio automático a partir del 2018, a partir de saldos preexistentes al 1/1/17.
“Ese puede ser el motivo con el cual están saliendo depósitos de argentinos que no han ingresado al blanqueo. La otra posibilidad es que aquellos que ingresaron al blanqueo inviertan en títulos públicos argentinos que tienen buena rentabilidad y eximición de impuestos”, indica César Litvin, presidente del Instituto Tributario.
Muchos los repatrían de a u$s 10.000 por persona, lo máximo permitido para traer al país, por lo que un matrimonio se puede venir con u$s 20.000 sin problemas.
De otra forma deberían pagar 6% para repatriar el dinero, que el costo del “cable” que cobran las financieras para traer dinero no declarado. “La mayoría no tiene más de u$s 20.000 en sus cuentas, lo cual podría ser blanqueado a cero costo, pero la realidad lleva a que los honorarios de un contador por hacer el sinceramiento no baja de los $5.000 (más de u$s 300), de ahí que la mayoría prefiere traerlo en efectivo y en todo caso gastarlo de la misma forma”, explica Mariano Sardáns, CEO de FDI.
A su entender, para el sistema bancario uruguayo este goteo tiene cero consecuencias, dado que está más fuerte que nunca y demasiado líquido para el gusto del gobierno. Se debe a que la economía crece, pero a ritmo muy lento, por lo que la demanda de préstamos está retraída.
Del lado de los bancos, según El Cronista, la pérdida de estos pequeños ahorristas es más un alivio que un problema, ya que la gran mayoría ni siquiera pasaba los nuevos requisitos mínimos que se exigen en cuanto a certificación o constancias de ingresos para avalar los depósitos que tenían. Y dado que además era dinero que entraba por vía de depósito de efectivo y salía bajo la misma modalidad, se trataba de clientes considerados de “alto riesgo”, a los cuales tarde o temprano se les iba a requerir el cierre de las cuentas.
“Adicionalmente, son clientes que casi en un 100% de los casos mantienen su dinero a la vista; no adquieren paquetes de servicios y mucho menos aceptan invertir el dinero en la bolsa u otros productos de inversión que al menos al banco podría generarle algo de comisiones”, señala Sardáns.