Fecha: 13 de marzo, 2020
Y un día, después de operar estable prácticamente desde comienzos de año, el dólar paralelo finalmente se despertó. El desplome de los mercados globales que comenzó el lunes, junto a la devaluación de las monedas de la región, no causó un efecto fuerte en el precio oficial de la divisa, pero sí tuvo un impacto notable en el resto de las cotizaciones.
El dólar blue aumentó 3,75% este jueves, hasta los $83. Es un alza de casi $4 en una semana pero de apenas 6 pesos respecto de los $77 a los que se vendía a comienzos de año. Al mismo tiempo, la cotización el dólar que surge de las operaciones con la Bolsa de Comercio aumentó 20% desde finales de diciembre, tanto en su versión MEP (que se liquida en el país) como en el contado con liqui (en el exterior) y hoy operan en torno a $88 y $91, respectivamente.
Con el Banco Central más preocupado en contener el precio oficial que en acompañar las devaluaciones de los socios comerciales, la brecha cambiaria comienza a ampliarse y los efectos sobre la economía no tardarán en llegar. Traslado a precios, mayores expectativas de inflación y presión sobre la cotización oficial son las principales amenazas que va a tener que desactivar el Gobierno.
En ese marco, no obstante, y más allá del salto que dio el blue, en muchas oficinas de la City sostienen que el mercado paralelo se achicó, con escasas operaciones en las últimas semanas y por montos cada vez pequeños.
“No hay plata. Desde febrero se paró todo y sólo se hace ‘chiquitaje’. Nada de operaciones grandes”, revelan en una financiera de la City.
“Efectivamente hay un impacto en precios a través de las operaciones financieras que se hacen por afuera de las habilitadas al oficial. Por ejemplo, todo lo que sea atesorar o ahorrar en dólares impacta en costos y, por lo tanto, en precios”, explica Martín Kalos, economista jefe de Elypsis, que en noviembre elaboró una encuesta entre Pymes para poder determinar el impacto del dólar blue.
En concreto, le preguntaron a 300 Pymes manufactureras si la divisa extraoficial impacta en sus precios. “El 45,9% asegura que hay incidencia de esa variable en sus costos, y por lo tanto la mayoría (41,7%) también lo traslada a sus precios”, explica Elypsis en su informe, en el que para casi un tercio de los empresarios “la incidencia es entre media y alta”
En ese relevamiento, el 12,5% de las empresas dijo que la gravitación del blue en sus decisiones de precios es media, mientras que para el 17,9% es alta. El informe concluye que “aunque el impacto del blue no sea macro-estadísticamente visible, para las empresas es una variable de incidencia”.
Mariano Sardáns, CEO de la gerenciadora de patrimonios FDI sostiene que “con seguridad” el aumento en las cotizaciones paralelas se va a trasladar a la economía. El especialista cree que el impacto vendrá por el lado de aquellos sectores que si bien importan, y pagan $64 por cada dólar, últimamente les están retrasando los pagos, algo que hace que muchas empresas tomen el paralelo como referencia.
Para el CEO de FDI, es imposible saber a qué precio puede llegar a cotizar el dólar que surge de las operaciones con títulos públicos. Lo que sí es seguro es que debería estar mucho más arriba de $91.
“Nuestro cálculo sobre por qué no está más alto es por la sobredolarización que hubo el año pasado. Mucha gente que compró billetes ahora está vendiendo dólar MEP”, explica.
Además, Sardáns sostiene que el “contado con liqui” no sube más porque hay exportadores de servicios y personas que cobran comisiones desde el exterior y las están ingresando a través de esa operatoria. “Es gente que lo hace sin tener la menor idea que es ilegal desde el punto de vista penal cambiario, que tiene una terrible contingencia”, advierte.
Por su parte, Guido Lorenzo, director ejecutivo de la consultora LCD, asegura que con el salto que dieron las distintas cotizaciones del dólar modificaron al alza sus proyecciones para los próximos meses. “Pensábamos que el año que viene iba a estar en $100 y ahora ya vemos que en un año estará más cerca de $110”, dijo en declaraciones a Radio Led.
El economista destaca que el impacto del coronavirus sobre la economía mundial no sólo hará que reduzcan las proyecciones de crecimiento de las economías, sino también nuevas estimaciones sobre tipo de cambio y de inflación.
“La suba del contado con liqui, el MEP y el blue era esperable para esta semana”, destaca el economista Christian Buteler. “En realidad podría haber subido en febrero porque es cuando se reactiva la demanda de dinero. Y hubo mucha emisión de pesos para pagar bonos y demás”, agrega.
En otro contexto, esos pesos podrían haber ido a la Bolsa, o haber sido absorbidos con nuevas colocaciones en pesos, explica Buteler. “La verdad era que no había muchas opciones para colocar ese excedente de pesos y eso, lógicamente, iba a generar una reacción sobre los tipos de cambios libres”, detalla.
Pero no todos creen que el dólar paralelo seguirá subiendo, ni que este precio es el adecuado. “En este momento, esto es 100% del exterior. El tipo de cambio real es muy alto a $89, muy alto”, advierte Santiago López Alfaro, socio y director de Delphos Investment, quien sostiene que lo que está pegando fuerte en las monedas emergentes es el pánico mundial.
“Estamos en un momento único. No pasó nunca en la historia que la bolsa norteamericana haya bajado 28% desde sus máximo en 20 días. Es la caída más rápida de la historia”, grafica López Alfaro. El especialista sostiene que esa situación de pánico fue lo que afectó el precio del contado con liqui y el dólar MEP.
“No es algo local, por más que la economía ande mal y no sepamos cómo será la oferta a los acreedores, claramente con el tipo de cambio paralelo en niveles de $80 u $81 estaba bien. Todo esto es pánico global”, explica López Alfaro. Además, agrega, hay que ver si el contado con liqui queda en $89 o después baja como ocurrió otras veces.
Buteler, por su parte, reconoce que es difícil ver hacia donde irá el precio del dólar paralelo en los próximos meses. “No eso mismo si hay arreglo con los bonistas o no. O si se profundiza el problema sanitario a nivel mundial, o si rápidamente se encuentra una estabilidad”, comenta.
“Esto será día a día, mes a mes, viendo cómo van evolucionando. También hay que ver qué hacen con los vencimientos en pesos, si los siguen pagando o los reperfilan, o si tienen que emitir”, agrega Buteler.
Todo esto, de todos modos, no hace más que poner presión sobre el Banco Central, que ya demostró que privilegiará contener el dólar para bajar la inflación que acompañar la devaluación de las monedas de la región para no perder competitividad.
“Hoy el foco está en la inflación. Pero si las cotizaciones paralelas se empiezan a despegar y se amplía la brecha, las presiones para que el dólar oficial suba van a ser mayores”, comentan en la mesa de dinero de un banco local.
El Banco Central intervino con ventas durante esta semana para que la suba del dólar fuera acotada y reducir la volatilidad en el mercado de cambios. De a poco, sin embargo, va avalando una devaluación que en el mes apenas llega al 1%.
Martín Kalos, de Elypsis, remarca que mientras el precio del dólar siga aumentando respecto a las divisas de los socios comerciales de la Argentina, el peso se va rezagando en términos relativos. “Ahora eso no es preocupante por el cochón de las devaluaciones de los últimos años, pero empieza a dejar una expectativa de que en algún momento se recomponga”, sostiene.
“Es algo que eventualmente podría llevar a actitudes más especulativas respecto de los precios”, agrega, haciendo una lectura sobre el traspaso a la economía real de la cotización del paralelo.
“En la medida que haya quienes crean que puede haber una devaluación del dólar oficial, puede haber un comportamiento anticipatorio que genere una efecto en los precios. Pero todavía, por lo que se ve, está teniendo una incidencia menor, acotada en algunos caso y algunos sectores”, destaca Kalos.
Como sea, el BCRA enfrenta una doble presión. Que la brecha no se amplíe para que no termine impactando en los precios y para que no arrastre la cotización del dólar oficial. De uno u otro modo, el foco seguirá siendo el mismo: que la llama de la inflación no vuelva a encenderse.