“Todo esto depende claramente de la intensidad y duración del conflicto. Si se plantea un escenario transitorio y de corto plazo, es probable que los precios en rojo que veamos de los sectores y economías no impactadas directamente por la guerra sean una oportunidad de compra”, aventuró Menace.
Para Fernando Camusso, director de Rafaela Capital, en escenarios de incertidumbre lo primero que tiene que primar en los inversores es tener calma y paciencia. Analizar no solo cómo se están desarrollando los acontecimientos y cómo podría impactar en la cartera de inversiones, sino también tener en claro cuáles son los objetivos del ahorrista.
“Nunca hay que vender en un mercado a la baja. Si el horizonte de inversión es a largo plazo, debería ajustarse a dicho plan. Empresas como Microsoft, Google, Netflix, Apple o Mercado Libre no van a desaparecer por un mercado fuerte a la baja. No nos olvidemos de la psicología del mercado: en las crisis, cuando los precios se deprimen mucho, el inversor inteligente empieza a comprar y acumular activos. El ciclo de ascenso se va a repetir, sea dentro de tres meses, seis o en un año y medio”, agregó.
Por el momento, se descuenta que Rusia salga del mercado de provisiones y las commodities suban, especialmente el petróleo. “Pero los inversores que apuesten por las commodities ahora, que está altísima, tiene que tener en claro que está especulando con la guerra, no está invirtiendo. Hay que acordarse que los árboles no crecen hasta el cielo. Ahora el petróleo sube por el conflicto bélico, ¿pero si mañana baja todo? ¿Es sustentable una guerra? Lo caro, en algún momento tiene que corregir”, advirtió Mariano Sardáns, CEO de gerenciadora de patrimonios FDI.
Una tranquilidad para quienes tienen dinero en una cuenta bancaria en el exterior. Todos los economistas coinciden que los fondos, tanto aquellos que se encuentran en Estados Unidos como en países europeos, están protegidos pese al contexto actual. “No hay entidad financiera más segura que la norteamericana. Se protege al inversor, no hay fuga de información, se rigen por el secreto fiscal y bancario, brindan seguridad jurídica”, enumeró Sardáns.
Mientras el mundo se tambalea, una alternativa es inclinarse por los Certificados de Depósitos Argentinos, más conocidos como Cedears. Se trata de un instrumento financiero que se compra en pesos, pero está atado a las variaciones del contado con liquidación (CCL), por lo que si el billete estadounidense se valoriza, el portfolio irá siguiendo el recorrido. Además, el inversor local puede comprar una parte de las acciones de empresas de primer nivel, que podrían verse menos afectada por el conflicto.
“Pero en contextos así, hay que ponerse muy selectivo. Hay que evitar Cedears de crecimiento -como Facebook y Netflix- y volver a los de valor: bancos, sectores cíclicos, utilities, empresas fuertes. También se puede optar por Cedears que refleje lo que pasa con ciertos sectores, como el oro en un momento donde es refugio, a través de compañías mineras como Barrick Gold”, explicó Camusso.
Y ante todo, diversificar la cartera. Cuando todos los mercados caen, hay sectores y latitudes que lo hacen en menor medida. Por eso, Sárdans recordó que si se invierte en empresas de distintos sectores, países, y monedas, el riesgo es menor.
Otra alternativa más arriesgada es inclinarse por acciones locales. A pesar del contexto internacional, el driver fundamental para los activos argentinos pasa por el acuerdo con el Fondo Monetario Internacional (FMI), que llegará al Congreso la semana que viene. Apostando porque las negociaciones se concreten, puede ser una ventana de oportunidad.
“El valor de un activo depende de su capacidad para generar flujos futuros, y a pesar de la gran volatilidad de corto plazo, la evolución de los precios depende de los beneficios empresariales. Si la tensión aumenta, la volatilidad también, pero el impacto en los balances de las empresas (como por ejemplo de las argentinas) va a ser muy limitado”, cerró Menace.