Descarga la nota Lea la nota original desde aquí
En esta nueva columna, Mariano Sardáns plantea su visión sobre la actualidad del mercado inmobiliario y del negocio de quien compra para alquilar.
El mercado inmobiliario no tiene nada que envidiarle al financiero en cuanto a nuevas reglas de juego, incertidumbre e innovaciones disruptivas. Las medidas que está tomando el gobierno para convertir a millones de inquilinos en propietarios, mediante líneas de crédito blandas y subsidiadas, está replanteando el negocio del inversor inmobiliario que compraba para alquilar. Muchos avizoran un mercado con inquilinos de cada vez menor calidad y por ende mayor riesgo de cobranza. Por todo esto, los propietarios ya se están rigiendo por la máxima: “inquilino que se va, inmueble que se vende”. Simultáneamente, el gobierno apuesta fuerte a un cambio radical en el sistema constructivo, del actual de construcción húmeda (caro e ineficiente desde el punto de vista térmico, acústico, hidrófugo y de mantenimiento), a uno de panelización, el cual hará caer el costo de la construcción a por lo menos US$ 750-800/m2.
Ya existen proveedores de esta tecnología que fabrican y construyen en Argentina a un costo de US$ 1230/m2 y entrega a seis meses. Varios también exportan a Chile y construyen (llave en mano) a un costo de US$ 750/m2, debido a la mayor competencia y transparencia que hay en ese país.
Así, no es un tema de “costo argentino” sino de “margen argentino”. Transparencia y competencia serán clave para que disminuya el costo argentino de construcción.
Para quien tiene cash y piensa comprar, quizás el mejor negocio sea esperar. Compraría construcción que en un tiempo será obsoleta y con bajo valor de reventa. Lo mismo debiesen tener en cuenta los propietarios; quizás lo mejor sea vender aprovechando la ansiedad de muchos inquilinos en hacerse propietarios mediante los préstamos hipotecarios.