Fecha: 18 de agosto, 2019
Desde los pequeños ahorristas hasta los grandes fondos de inversión globales, todos forman el grupo que decide los movimientos del capital; cuáles son los actores que gravitan con más fuerza en el caso de la Argentina, hoy debilitada por el escenario político y por sus indicadores económicos Cuando se trate de dinero, controla tus emociones, decía Gordon Gekko, el memorable magnate de las inversiones sin sentimientos ni escrúpulos que interpretó Michael Douglas en la película Wall Streety que se inmortalizó en el imaginario popular como prototipo de los hombres del mercado.
En estos días de vértigo se escuchó hasta el cansancio que “los mercados sienten, descuentan, opinan y necesitan”… Pero, ¿quiénes son “los mercados”? ¿Hay rostros, nombres, personas de carne y hueso detrás de ese sustantivo colectivo que los engloba o son un intangible?
“En la jerga financiera se suele definir como mercado a todos los actores en su conjunto que, motivados por intereses propios, llevan a cabo transacciones y deciden los precios y volúmenes de negociación. Estos compradores y vendedores pueden ser personas humanas o instituciones nacionales o extranjeras, entre ellas, empresas de cualquier industria y tamaño incluidos los bancos, los fideicomisos y los fondos de pensión y de inversión. Esto comprende al Fondo de Garantía de Sustentabilidad de la Anses, creado con los activos provenientes de las AFJP”, enumera Flavia Matsuda, coordinadora de research de InvertirOnline.com.
“En realidad, el mercado somos todos, todos los que ahorramos e invertimos formamos lo que se entiende como mercado. Claro, la diferencia está en el tamaño. Unos tienen US$1000, otros US$10.000 o US$100.000 y otros manejan millones y millones de dólares”, plantea Mariano Sardáns, CEO de la gestora de patrimonios FDI.
Damián Zuzek, CIO de Grupo SBS, da su definición en igual sentido: “Desde el ahorrista más chiquito hasta el fondo más grande, todos forman el mercado. Todos analizan la situación y cómo imaginan el futuro, y en función de eso mueven su capital. Cada participante del mercado busca cuidar el capital y conseguir un retorno acorde a sus expectativas”.
Sabrina Corujo, directora de Portfolio Personal Inversiones (PPI), también pone a todos los inversores bajo el paraguas de mercado y se encarga de dejar algo en claro: “El mercado no es algo negativo ni especulativo. Por el contrario, un mercado de capitales desarrollado es una herramienta clave para que la economía pueda crecer. Para que tanto las empresas como el Estado encuentren financiamiento y para que los individuos puedan invertir sus ahorros”.
Claro que, si bien todos somos mercado, no todos torcemos el valor de los activos ni le ponemos presión al conjunto si nos retiramos del juego. ¿Quiénes tienen ese poder de subir o bajar el pulgar a una acción, a un bono soberano o corporativo y de abrirle o cerrarle la persiana del financiamiento a un Estado?
“Los dominantes del mercado son los fondos de pensión e inversión extranjeros y los fondos soberanos que manejan cientos de miles de millones de dólares. Ellos determinan las corrientes de compra y venta. Es tanto, el volumen que mueven que con que un fondo entre o salga de una acción o de un bono dan vuelta el mercado”, explica Miguel Ángel Arrigoni, socio de First Capital Group.
Los dueños del capital “grande” tienen nombre propio. Los que más gravitan sobre mercados emergentes como la Argentina son Franklin Templeton, MFS Investment Management, Fidelity, BlackRock o JP Morgan, entre otros. Puede que no suenen conocidos a los oídos de los ciudadanos de a pie, pero están entre los gestores de fondos más grandes del mundo.
Dentro de ese conjunto de actores con una billetera inmensa están los hedgefunds, los más agresivos dentro del juego del mercado, que toman posiciones en activos muy riesgosos, a precios ínfimos, para maximizar sus ganancias. Estos fondos, conocidos como highyield, o localmente como buitres, nos resuenan todavía a los argentinos por sus reclamos y sus juicios tras el default de 2001.
¿Por qué las decisiones de los fondos impactan tanto? Fundamentalmente, porque el mercado de capitales local es muy pequeño y esos fondos extranjeros son los mayores players. Nuestro mercado de capitales es poco relevante en el concierto mundial. Su escaso tamaño o profundidad -como se dice en la jerga financiera- es lo que lo hace más vulnerable y volátil. `El mercado local es el menos desarrollado de la región; representa alrededor de 10% del PBI`, dice Martín Calveira, economista e investigador del IAE Business School. En Brasil, la capitalización de mercado equivale a 28% del PBI; en México, a 35%, y en Chile, a 79%.
El movimiento de capitales hacia o desde el mercado local ya mostraba el año pasado una tendencia negativa, que obviamente se aceleró en 2019 y eclosionó en los últimos días, tras el inesperado resultado de las elecciones primarias. “Si tomamos activos de emisión nacional netamente financieros, que podemos observar en el componente llamado inversión de cartera (entrante) informado en el balance de pagos, vemos que en los dos primeros años de la gestión de Mauricio Macri el promedio anual de los flujos de inversión de títulos que se registra en esa cuenta fue de US$39.000 millones. En 2018 la dinámica fue opuesta a partir del segundo trimestre, y se notó una salida de capitales del orden de US$3700 millones”, explica el economista.
Otro dato no menor para evaluar al mercado es que los grandes bancos de inversión que operan con los fondos internacionales son los que manejan la información y los que emiten recomendaciones de compra o venta que impactan en las decisiones de los inversores más chicos. Esos consejos pueden estar basados en datos de la economía de un país o de una empresa, pero también en `sensaciones` como la confianza o la desconfianza y la simpatía o no con alguna línea de acción. No son jugadores inocentes y su ganancia como administradores viene atada a las comisiones que les cobran a sus clientes.
“Hay agentes financieros y bancos cuyo poder de mercado es mayor. Cada decisión puede marcar una tendencia y generar sobrerreacciones en los demandantes minoristas. La dinámica va a depender de la credibilidad del poder ejecutivo de turno y de la consistencia de las políticas económicas aplicadas. Una macroeconomía estable y con tendencia al superávit fiscal y al externo va a tener menor probabilidad de fenómenos monetarios con poder de desalineamientos”, explica Calveira.
El peso de todos los participantes de un mercado es muy importante: son quienes manejan y definen cuánto vale un activo contra el otro. Ahora bien: la exposición de un país al mercado dependerá de cuánta deuda haya emitido respecto de su PBI`, aporta Zuzek.
Cuánto más se les pide prestado a los inversores, más `poder` tendrán sobre los activos. Otros actores indiscutibles del mercado, aunque no generan transacciones, son las calificadoras de riesgo y, obviamente, el FMI, que monitorea a la Argentina. Los inversores están atentos a sus opiniones, que pueden definir cambios de humor. `En los próximos días los inversores van a estar pendientes de la revisión trimestral de la misión del FMI. Si hay aprobación, se gatillará un desembolso de US$5400 millones, pero si no hay aprobación, eso sería leído negativamente por el mercado`, ejemplifica Corujo.
“Las opiniones del mercado se ven expresadas en los precios determinados para los activos, en el volumen negociado y en los flujos de entrada y salida. Un ejemplo de ello es que el temor a una posibilidad de que la Argentina no honre sus compromisos en los próximos años devino en la venta masiva de los bonos argentinos, que vieron desplomar sus precios tras las PASO”, dice Matsuda.
Claro que no solo la Argentina está a merced de la mano que aprieta el botón de los mercados (aunque sí está muchísimo más expuesta que otros países, por la fragilidad de sus variables económicas). Los grandes players han atizado el fuego de crisis en diferentes puntos del globo.
¿Qué mueve a los actores del mercado? Otra frase memorable de Gekkoen Wall Street pinta el panorama: “Lo que importa es el dinero, el resto es conversación”.
Los grandes players se mueven en busca de ganancias óptimas y entran y salen de activos y mercados permanentemente en busca de esas ventanas de oportunidad. Los mercados no saben de lealtad ni de sentimientos, pero tampoco son 100% racionales.
Aunque hay distintas opiniones, cada vez son más quienes abonan la teoría de Alan Greenspan -el viejo timonel de la Reserva Federa de los Estados Unidos-, quien decía que “los mercados toman decisiones irracionales” y afirmaba que “las finanzas son totalmente diferentes al resto de la economía”.
“Controlar al mercado es muy difícil porque hay un efecto manada, pero no una manada de conejos sino de elefantes, y muchas veces los factores psicológicos pesan más que los numéricos”, define Arrigoni. Y enfatiza: “La clave es manejar adecuadamente la comunicación. Por eso es tan importante que la Argentina esté integrada a los mercados, porque cuanto más te alejás, menos saben de vosy más fuertes son las corrientes de salida que te terminan perjudicando”.
“Es una actividad donde el 99% toma decisiones emocionales por más sofisticados que sean esos inversores, por más maestrías en finanzas que tengan. Decisiones influenciadas por diferentes actores: medios de comunicación, asesores e informes económicos”, describe Sardáns.
Y completa: “Es justamente en los precios que dejan los inversores “emocionales” donde muchas veces están las mejores oportunidades, porque en la irracionalidad dejan precios de remate”. Corujo explica: “El principal enemigo del mercado es la incertidumbre y los inversores, ante el temor de no saber qué va a venir, sobreexageran, para después ir reacomodándose”. Por eso, hay quienes ven en la cotizaciones actuales oportunidades para inversores tolerantes alas emociones fuertes, que pueden esperar a que el ciclo cambie. “Quienes no necesiten los fondos hoy, pueden encontrar una muy buena oportunidad en bonos soberanos de largo plazo, con tasas de retorno que probablemente no se volverán a ver”, dice Sardáns. Y agrega que es importante mirar la liquidez de los activos: liquidez es que haya mucho volumen de operaciones para poder entrar y salir, a precio de mercado, cuando se desee.
Los mercados son también quienes están detrás de mover el termómetro que mide el riesgo país. Otra expresión que suena a diario.
El riesgo país se establece sobre la base del Emerging Markets Bond Index (EMBI), creado por JP Morgan. Mide la diferencia entre el rendimiento de los Bonos del Tesoro Americano (un activo considerado libre de riesgo) y el de otros países. El rendimiento se mueve de forma inversamente proporcional a su valor: cuando los inversores salen de los títulos públicos argentinos, su precio baja y su rendimiento sube, ampliando la distancia de los T-Bonds.
El índice mide el “riesgo” de no pago implícito en el precio de los bonos. Tras las PASO, el riesgo país argentino se duplicó y más aún. Los actuales niveles de prima de riesgo dejan traslucir el temor a un default. Un riesgo país alto condiciona todas las inversiones en el país y no solo las financieras, porque marca la posibilidad de que el Estado o las empresas accedan al financiamiento del mercado de capitales. Y ese acceso es fundamental para el normal desarrollo de cualquier economía. Imágenes de una semana agitada El resultado de las PASO determinó un fuerte incremento de la cotización del dólar y un nivel de volatilidad muy elevado en el valor de los activos financieros.