Fecha: 12 de noviembre, 2020
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Esto está provocando un éxodo masivo de inversores saliendo de bancos y brokers tradicionales y llevando todos o parte de sus activos hacia entidades financieras en los EEUU que permiten custodiar y operar sus inversiones a muy bajos costos y/o con nulas comisiones. Se trata de los -cada día más conocidos- discount-brokers, que no hacen otra cosa que brindar a sus clientes acceso directo al mercado sin la intermediación de asesores/vendedores que no agregan valor.
Los discount-brokers son similares a los brokers tradicionales en su estructura, pero al evitar a los comerciales, permite que los inversores realicen operaciones de compra/venta con comisión cero para varios tipos de títulos, ínfimas diferencias de precios en la compra y venta de bonos, así como la bonificación del costo de muchos servicios financieros.
Esta nueva generación de inversores, de alguna forma “independientes” y sin asesoramiento que, a veces hasta por diversión, invierten a través de los famosos Robinhood, Interactive Brokers, TD Ameritrade, E-Trade y otros discount-brokers muy populares, según algunos referentes de Wall Street, son los culpables de estar generando una burbuja en el mercado de acciones que, tarde o temprano, dejará muchos inversores muy lastimados.
Suceda realmente o no, la realidad es que estos inversores ya han probado que pagarle una comisión por comprar o vender un título y otros costos financieros a un supuesto asesor, que en realidad es un vendedor de productos/servicios financieros presionado para cumplir sus objetivos de venta; ya no les agrega valor. Eventualmente, quieren tener enfrente a un asesor con intereses alineados, o sea que sólo cobre honorarios pactados con el propio cliente y no comisiones o retornos de ningún tipo.
Hasta el más avezado y sofisticado de los inversores, reconoce la importancia de tener un asesor que le ayude a evitar tomar decisiones “emocionales” en su propia cartera. Más aún los inexpertos, que a su vez necesitan entender los pro y contras de cada instrumento financiero, sus versiones, costos ocultos y hasta sus consecuencias tributarias tanto en el país donde invierten, como en su país de residencia. También, que lo prepare para lo que puede llegar a pasar. En definitiva, que sepa prepararlo para lo peor, esperando lo mejor.
Pero poder operar a costo cero o casi nulo es un gran logro y un inmenso ahorro para los inversores, en perjuicio de las entidades financieras. Un “gustito” al cual los inversores ya no quieren resignarse.