Fecha: 12 de Octubre, 2022
Desarrollar una cartera de inversiones implica conocer las necesidades específicas de una persona, una familia o una empresa. Latinoamérica atraviesa momentos de incertidumbre económica y social, y en este contexto, prever cuál es la real necesidad de cada inversor, se vuelve importante y urgente.
No hay una cartera común para todos los inversores. Pero sí hay criterios comunes para construirla. En este sentido, detallo algunos puntos claves a tener en cuenta:
Tampoco hay diez carteras posibles para todos los inversores. El modelo para masificar y uniformar la atención que aún proponen muchos bancos y brókeres en América Latina, de obligar a los inversores a elegir entre una cartera conservadora, moderada y agresiva,- ya es considerado mala-praxis en Europa y EE.UU. Cada inversor se merece su propia cartera, y ésta debe ajustarse a sus particularidades y necesidades.
Con casi 25 años gerenciando activos, la experiencia nos demuestra que el diseño de una cartera puede llevar desde una sola reunión de una hora, hasta varias reuniones y definiciones que quizás podrían llevar meses.
Para aquellos inversores que tienen sus propias empresas o participaciones societarias, también esta parte del patrimonio y sus flujos, deben incorporarse en el análisis. Cuando hablo de flujos me refiero tanto a sueldos, dividendos y/o honorarios que recibe el inversor, como a aportes y préstamos que eventualmente está comprometido a hacerle a la empresa.
La mejor inversión del cliente es su empresa, su comercio y/o su puesto de trabajo. La cartera de inversiones debe estar estructurada de forma tal que le permita a la persona “dormir a la noche”, así al otro día, puede hacer foco en donde genera su dinero.
Son muchos los empresarios que hemos conocido en Latinoamérica, que de un día para el otro se dieron cuenta de que sus ahorros habían quedado enterrados en sus empresas. Por otro lado, y como los libros de economía nos enseñan, no hay nada más caro que el capital propio. Una vez que el dinero propio se coloca en la empresa, hace falta pasar por el impuesto a las ganancias de la compañía para volver a recuperarlo. Por el contrario, el costo del dinero prestado es deducible de este impuesto. De ahí que a nuestros clientes les explicamos que, en muchos casos, es más conveniente que sus empresas funcionen con capital de trabajo proveniente de financiación de terceras partes, que utilizar el capital propio.
En otras palabras, cada elección implica resignar algo y es importante saberlo:
Así y de acuerdo con estos datos, es como se diseña y estructura una cartera de inversión. Estos flujos son dinámicos y cambian de acuerdo con las circunstancias. En ciclos, pasamos de ahorrar a gastar parte de los ahorros en gastos proyectados y/o inesperados, para luego reacomodarnos y volver a ahorrar. Por eso es que la clave es mantener el foco puesto en los objetivos, pero siempre preparados para recalcular; de ahí la importancia de la liquidez de las inversiones.
Los sistemas tributarios de todos los países contemplan variadas formas para evitar impuestos, reducirlos o directamente diferirlos en el tiempo. Una correcta planificación financiera e impositiva es lo que permitirá evitar el camino más gravoso desde el punto de vista tributario.
Asimismo, en un mundo globalizado en el que todo se sabe, o pronto se sabrá, y donde la industria del juicio se agiganta, comienza a ser vital el uso de vehículos legales que permitan lograr que los activos estén a resguardo y protegidos del ataque de terceros. Observamos que muchas personas se están replanteando la cotitularidad de sus activos al darse cuenta que los actos o problemas de sus hijos, padres o familiares pueden afectar a los bienes propios.
No cabe duda de que las circunstancias expresadas en el párrafo anterior producen un cambio en la estrategia, que hasta ahora elige la mayoría de las personas cuando tiene su dinero en el exterior. El uso de fideicomisos, trusts y sociedades patrimoniales comienza a popularizarse ya que permiten, de una forma muy flexible, que lo propio continúe siendo “propio” hasta último momento, y a partir de ahí dejárselo a quien cada uno quiera, en los tiempos y formas que quiera.
Como vimos, son varios los aspectos importantes que debe tener en cuenta una persona al momento de replantearse cómo organizar su cartera de inversión. Son una multiplicidad de factores y su implicancia entre sí, los que determinarán el camino a seguir. Difícilmente, pueda funcionar una “cartera estándar”.
Cuando entendemos que todos los activos y el patrimonio deben considerarse, así como los efectos tributarios y de protección de activos, nos queda claro que la “personalización” es la clave cuando se trata de armar una cartera de inversión. Algunos ya lo empiezan a llamar “arte”.
Fuente: Soy Emprendedor