Por nuestro activo rol de asesores patrimoniales y propulsores de educación financiera y regulación clara, no hemos parado de recibir consultas durante toda la crisis iniciada luego de las PASO, incluso en días y horas no habituales (seguramente de gente que no logra dormir).
Con tantas consultas, vemos un patrón bastante claro y definido de preocupaciones parecidas según se trate de empresas o de personas y nos pareció útil compartirlas.
En las empresas, la preocupación número uno claramente es cómo manejar los saldos transitorios (cómo protegerse de la inflación, de la devaluación y de la volatilidad cambiaria). A diferencia de las personas, que normalmente invierten ahorros, las empresas deben saber qué hacer con el dinero que tienen en caja hasta el momento de pagar sus obligaciones (salarios, impuestos, proveedores, servicios).
Especialmente en las crisis, las empresas medianas y chicas corren el altísimo riesgo de perder el foco en el momento en que deben estar hiperconcentrados en mantener su negocio y detectar nuevas oportunidades. Si pasan el 70% de su tiempo atrás de los saldos de sus cuentas bancarias, decidiendo inversiones, monitoreando el tipo de cambio y la inflación, mal pueden mantenerse enteramente dedicados a su mejor inversión: su negocio.
Si pierden tiempo en esos factores externos, cualquier competidor que logró desentenderse de esas preocupaciones delegándolas en gente idónea va a estar en mejor posición para arrebatarles mercado. Esa otra empresa va a estar más apta para ganar el partido, como lo estaría un atleta concentrado, bien entrenado, bien alimentado y bien asesorado financieramente frente a otro que tiene problemas familiares, se olvidó de pagar la luz, no le arrancó el auto para ir a entrenar y tiene preocupaciones financieras.
¿Qué preocupa a las personas físicas? Fundamentalmente, preservar sus ahorros (ni siquiera optimizar su rendimiento). Este tipo de crisis, que ya vivimos tantas veces, tiene la capacidad de arrasar con todo, incluyendo los ahorros de toda una vida. Las personas están en modo “sálvese quien pueda”.
Nuestro mensaje para las empresas: no pierdan de vista la pelota (su negocio). Vean cuánto tiempo y energía le tienen que dedicar a manejar los aspectos financieros, cambiarios e impositivos y cuánto les queda disponible para vender, para mejorar, para competir y para innovar. No pierdan más ese tiempo precioso.
A las personas físicas: Calma. No intenten analizar y administrar solos lo que seguramente los supera. Pocos tienen el conocimiento (por algo se dedican a otra cosa) y casi ninguno la frialdad y objetividad necesarias para decidir sin miedos y sin euforias.
Espero que les sirva.
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Mariano Sardáns
CEO de FDI
Gerenciadora de Patrimonios