La prensa ha publicado en los últimos días interesantes historias que nos permiten reflexionar sobre posibles conflictos familiares por herencias.
La primera es el asesinato de uno de los dueños de la célebre cadena gastronómica “Manolo” a manos de su ex suegro. La víctima tenía dos hijas de su primer matrimonio, de participación visible en la vida familiar y empresarial del fallecido. Pero no todos conocían la existencia de una tercera descendiente (menor de edad) que tenía con la hija de su asesino.
Al menos inicialmente, no se conoce que el fallecido hubiera dejado testamento, por lo que se espera que su patrimonio sea repartido en partes iguales entre sus tres hijas. Al haber una menor, su madre (junto con el representante de la Asesoría de Menores competente) será quien administre todo hasta que la niña alcance la mayoría de edad. Nadie sabrá si esa era la verdadera voluntad del fallecido.
Hoy, muchos tienen hijos con gran diferencia de edad entre ellos, casi siempre de distintas parejas. Si bien la ley les da iguales derechos hereditarios, los mayores usualmente han recibido sostén económico por más tiempo (ej.: pago de gastos educativos) que los que nacieron más tarde, máxime si son menores al momento del fallecimiento del padre o madre. Su “culpa” es haber nacido mucho más tarde que sus hermanos. ¿Cómo solucionar esto? Utilizando herramientas como el testamento, el fideicomiso, el seguro de vida, o una inteligente combinación de ellas.
Otra noticia provino de Austria, en donde el duque Anton von Goëss (54) ultimó a escopetazos a su propio padre (92), su madrastra (87) y su hermano (52), en el marco de una agria disputa hereditaria atento a la desmejorada situación patrimonial familiar. Otra repetida historia de “herederos profesionales” que sufren al ver que sus padres osan gastar su dinero. En la mente de esos hijos, el dinero ya les pertenece. No es difícil imaginar el peligro para esos padres si sus cuidados de tercera edad los va a decidir alguien que quiere gastar lo menos posible en ellos. Establecer un fideicomiso es protegerse para que el patrimonio esté a servicio de su dueño hasta el último día de su vida.
El tercer caso se relaciona con el reconocido DJ Avicii, de reciente suicidio y que dejó un patrimonio de más de veinte millones de euros, más las regalías futuras por sus creaciones. Al haber muerto soltero y sin hijos, sus padres van a heredar todo el patrimonio por ausencia de testamento conocido. Cuando éstos fallezcan, el patrimonio terminará finalmente en manos de los herederos de dichos padres.
La reflexión es que posibles conflictos van a haber siempre, pero hay herramientas para evitarlos o minimizarlos que están al alcance de cada interesado. Evitar lo previsible depende de cada uno.
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Saludos,
Juan Cruz Acosta Güemes
Director de FDI
Gerenciadora de Patrimonios