Compartimos una nueva columna sobre las filtraciones fiscales de AFIP con la mirada de Mariano Sardáns de CEO de FDI.
El domingo pasado, un medio periodístico publicó información patrimonial y fiscal de un listado de grandes contribuyentes argentinos. Se trataba de información que debiese ser privada y confidencial y, como tal, sólo conocida por el contribuyente y la AFIP.
Lo que demostró esta fuga de datos es que el sistema es permeable y falible.
Información tan sensible acerca de nuestro patrimonio y sobre cómo y dónde está distribuido puede caer en manos inapropiadas, con consecuencias que podrían ser nefastas.
¿Qué hacemos para protegernos? Está claro que la solución no pasa por `esconder` nuestros bienes a la vieja usanza; los intercambios y cruces de información fiscal lo hacen inviable.
La solución sí pasa por `adelgazar` nuestro patrimonio. ¿Cómo? Mediante el aporte de bienes o activos a un fideicomiso de administración argentino y/o del exterior.
Mediante esta herramienta, la próxima vez que haya otra filtración de datos, cada uno será responsable de qué bienes aparezcan a su nombre y cuáles a nombre del fideicomiso equis.
Obviamente, se trata de una solución que cumple con la normativa vigente. Lo que demostró la difusión de los datos es que el sistema es permeable y falible.